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lunes, febrero 26, 2007

La manera simple de ver la hora en el mundo


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lunes, febrero 12, 2007

¿Explotación infantil o explotados por la necesidad?

La infancia es un tiempo para jugar, aprender y crecer. Es una etapa en la que todo los niños y niñas deben recibir amor, mucho amor de sus padres, porque de ello depende lo que sean en el futuro.

Sin embargo, para 250 millones de niños y adolescentes en el mundo, quienes trabajan mucho antes de que sus frágiles huesos y sensitivas almas estén preparados; la infancia es un sueño perdido. Ellos trabajan desde las primeras horas de la mañana hasta después del ocaso. Se les puede ver lustrando zapatos y vendiendo postales a turistas en las calles de ciudad. Estos niños y niñas no saben de otro juego que no sea la sobre vivencia. Su escuela es la calle; su maestro, la injusticia. Su futuro es un negro callejón de incertidumbre que podría acabar con sus vidas en cualquier momento.

Este es el caso de los niños que realizan piruetas y hacen de malabaristas improvisados entre el semáforo y los vehículos a cambio de unas cuantas monedas exponiendo sus vidas, según la investigación policial son explotados por personas inescrupulosas que se apropian de las ganancias diarias sometiendo a los pequeños a serios maltratos y abusos.

Con ello queda confirmado entonces que la exclusión social, lo viven con mayor contundencia los niños abandonados y aquellos que provienen de provincias y son captados por los explotadores infantiles.

Y hay otros que lustran zapatos, venden caramelos, piden limosnas en las calles no para beneficio propio, sino para los bolsillos de los inhumanos que usan a los niños para enriquecerse.
De esta forma los niños y niñas realizan en la calle diferentes actividades como forma o estrategias de supervivencia.

«Yo trabajo porque a mi papá no le alcanza la plata, todo lo que junto en el día es para que pueda comer yo y mi hermanito y si me sobra junto para el colegio, con eso compró mis útiles, estoy desde las 7 de la mañana hasta que haya pocos carros y me da frió; junto mas o menos 5 soles o 4 soles. Depende «, señaló Gari, un pequeño que asegura trabajar para ayudar en su casa.

Es un niño que hace piruetas en el Ovalo de la Avenida Ejército y tiene muchos sueños como cualquiera de su edad; pero probablemente para cumplir sus metas tenga que trabajar mucho, pues es el mayor de 4 hermanos y sólo tiene 8 años.

Algunos niños como Gari ayudan a sostener el hogar; pero estas actividades no se denominan trabajo infantil, sino explotación infantil que proviene de sus propios padres o peor aún para beneficio de quienes los utilizan para enriquecerse.

Según la investigación realizada por la asociación Qosqo Maki, de un total de 3 mil niños y adolescentes, el 34.5% son mujeres y el 65.5% varones. El 44% de los encuestados tiene entre 15 a 17 años, el 37% de 12 a 14 años, un 17% de 9 a 11 años y un 2% de 6 a 8 años, por lo que es necesario tener en cuenta que prácticamente el 70% de todos los encuestados trabajan en la mañana y en la tarde esto los obliga a estudiar en la noche. Las cifras van en aumento.

«Yo vivía con mis abuelos, tuve que ayudar en casa. Mi abuela me levantaba temprano y un poco más me corría, me decía «no te vas a quedar dormido anda a trabajar», cuando tenía 7 años. Si no le daba toda la plata se enojaba y después empezó a cambiar más todavía, me pedía plata para la comida y después me negaba un plato de comida. A veces tenía miedo si no hacía plata, porque si no llevaba me reprochaban o no me daban de comer, «no te lo has ganado me decía». Este es el testimonio de un joven que padeció en manos de sus propios abuelos.

Ahora José es un padre de familia que lucha por sus sueños y el de su familia, porque quiere darle ese hogar con amor, que él nunca tuvo.

La realidad es que muchos chicos, que tendrían que ir al colegio, a divertirse con sus amigos y tal vez a fiestas, tienen que trabajar para poder comer o para darles plata a sus padres. La causa del problema reside fundamentalmente en que el más vulnerable sigue siendo excluido por sus padres, su país y la sociedad que los mira con indiferencia.

Probablemente una de las soluciones sería que todo los países se juntaran y se ayudaran mutuamente para combatir el problema, dado que la cooperación internacional puede hallar más soluciones que un país en forma aislada; pero también son las políticas de Estado que los relegan cada vez más.

Por: Prac. Martha Morales Yépez

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